
Para bailar el Carabiné se escogía un grupo de parejas, no más de doce, y entre ellas el director de la danza que llamaban mandador o batonero, quien era responsable de los pasos y giros que se debían efectuar, los que ordenaba en alta voz. En la estilización nos muestran un señor fuera de los danzantes con un bastón ordenando el baile. Nada más errático que esa representación.
La danza se inicia con un movimiento general de balanceo ordenado por el mandador o batonero, y terminado este primer paso los caballeros en orden de una rueda van cambiando de dama hasta llegar a aquella con quien iniciará el baile. Todo este movimiento es en cumplimiento de las órdenes trasmitidas por el mandador, batonero o director.
Reconocida la dama en cuestión, y siempre atendiendo